En 1988, se estableció una estafeta que, en 1901, ascendió al rango de Oficina Postal de Séptima Categoría, ampliando sus servicios para incluir el telégrafo nacional. En sus primeros años, la correspondencia llegaba a través de trenes procedentes de Rosario y Córdoba, siendo distribuida por carteros a caballo.
La comunidad contaba con buzones en la vía pública, donde los residentes depositaban cartas que eran recolectadas dos veces al día. Los telegramas, en aquel entonces, se transmitían utilizando el sistema Morse, conectado a la línea que vinculaba con San Francisco, hasta que fue eventualmente reemplazado por métodos más modernos de transmisión de mensajes.